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  • Foto del escritorNicolás Borsani

Nueva normalidad: duelo, frustración y síntoma.

Actualizado: 19 ago 2021








“Tengo todo el derecho, tal como Freud, de compartir mis sueños con ustedes. Al revés que los de Freud, no están inspirados por el deseo de dormir. Lo que me mueve, más bien, es el deseo de despertar. Pero, en fin, eso es particular”.[1]

Jacques Lacan.



Nueva normalidad

Frente a la pretendida continuidad del Yo, esa ilusión se ha visto obstaculizada por un impasse, que fractura y devela una dimensión inédita: Estamos en un tiempo “entre”, puesta en paréntesis de muchos proyectos, propagación de un tiempo desplazado que lleva la marca de la renuncia, producto de las exigencias y el cumplimiento de las normas sociales. Este acotamiento implica un nuevo tratamiento de la pulsión, y puede ser entendido como una modificación drástica de las maneras en las que se procuraba la satisfacción, los modos en que cada uno obtenía religiosamente su goce, así de como también transformaciones puntuales a nivel de la delimitación de los espacios subjetivos.

Este tiempo tan singular, entonces, incluye en su “programa” el funcionamiento de cierto significante pandémico, que opera como amo y ordenador de la nueva configuración global. Concebimos entonces que el virus no solo es biológico, sino también de lenguaje. Respecto a esto, afirma Miquel Bassols:

“Coronavirus” es el amo del sentido de nuestra actualidad, es el significante amo por excelencia, hasta tal punto que incluso la Iglesia ha dado orden de vaciar las pilas de agua bendita bajo su mandato. Y no le falta razón, por supuesto. Ahí, en efecto, florecen todos los fantasmas, individuales y colectivos, para hacer de él una fuerza demoníaca, el dios maligno por excelencia que quiere la extinción de la Humanidad, que aplica el castigo a una civilización que se ha excedido en su goce”. [2]

Ya Lacan en “el reverso del psicoanálisis” (Sem.XVII) [3] plantea el discurso del amo, generado a partir de la cadena articulada de significantes, que representan al sujeto, dando como resultado un plus de goce que equivale al inconsciente freudiano. Este significante específico opera como marco, y sumerge a la civilización en efectos de sentido, que intentan asimilar de alguna manera los efectos desanudantes del “real sin ley” que ha irrumpido. El Yo, pese a que ha sido golpeado en su narcicismo, sigue orientado por su amor al saber. En su empuje al sentido, encuentra con un tropiezo. Como resultado, podemos observar que la subjetividad de la época responde por un lado realizando la producción del sentido discursivo desde los significantes de la pandemia, y por el otro con la elaboración del síntoma como representante de “lo que no anda”. En ese sentido nos interrogamos: ¿Qué tipo de síntoma se evidencia?


Satisfacción en el síntoma: Un destino posible


Podemos pensar que la pandemia nos ha vuelto objetos de lo social, circunstancia a partir de lo cual tendremos que analizar los efectos en el padecimiento singular. ¿Qué verdad trae este nuevo amo? ¿Eso pasa por la palabra? Pensamos que algo queda ahí sin tramitar, atascado como un imposible decir o en las angustias esquivas de cada uno.

En la época victoriana, la represión de la sexualidad como acontecimiento moral, dio lugar al nacimiento del psicoanálisis, así de como una terapia que atendiera sus efectos subjetivos. Lo que retorna de lo reprimido individual tiene como marco (como escenario que lo posibilita), el contexto histórico que ofrece cada época. Así lo social, mediante las histéricas, se hacía síntoma expresando el “no hay relación sexual”, es decir la inexistencia en la proporción de los sexos.

Si el síntoma es el arreglo de cada uno, como "la manera en que el inconsciente lo determina" (J.Lacan) podemos verificar por lo tanto, la existencia de una vigencia en la producción del síntoma, ligado a las condiciones del malestar en la cultura. Como indicaba Freud, (1929/1995): «La cultura reposa sobre la renuncia a las satisfacciones pulsionales», lo cual parece evidenciar factor fundamental del funcionamiento de la organización social. La insatisfacción pulsional está en el origen del establecimiento de la cultura; tal como lo plateaba Freud en ese entonces, poniendo como ejemplo el mito de tótem y tabú, que da a lugar posteriormente a la prohibición del incesto y a una regulación de la ley (mediante introyección del padre muerto). Apelando a a través de mecanismos y operaciones la cultura exige la renuncia al sujeto en pos del bien individual. Este tipo de cuestiones podrían ser repensadas en época de pandemia global. En el escrito freudiano cobra una vigencia y revalorización a la postre de los sucesos recientes en que se sumerge la civilización. [4].

Si la pulsion esta enmarcada en relación a la organizacion social, llámese estado / nación o pais no se puede pensar la pulsión desligándose del aspecto social. En circunstancias de catástrofe o "alarma" sanitaria esto puede aparecer bajo la forma de aquello que se deniega, o la prohibicion de realización para un sujeto de "x" intereses que antes hacia, o bien como la caída de ciertos elementos que oficiaban de garantías para el funcionamiento de la vida cotidiana normal. El modo en que eso replica es desconocido y a estudiar siguiendo la particularidad de cada caso. Nos preguntamos a partir de aquí, como pensar la articulación que se juega entre la pulsión y denegación [frustración] en esta época de incertidumbre. Es decir, que destinos asumirá la pulsión hoy; la sublimación, la regresión, la realización por otros medios, el síntoma etc.

Si lo pensamos desde Freud, La pulsión es una exigencia en cierto sentido, ya que es una modalidad de satisfacción que exige ser satisfecha independientemente de los miramientos por la realidad, y es descripta como «Drang» [Esfuerzo] o Empuje, . Al propósito nos resulta aclarador un párrafo de escrito "los caminos de la formación de síntoma":


"Si a pesar de que la libido está dispuesta a aceptar otro objeto en lugar del denegado {frustrado} la realidad permanece inexorable, aquella se verá finalmente precisada a emprender el camino de la regresión y a aspirar a satisfacerse dentro de una de las organizaciones ya superadas o por medio de uno de los objetos que resignó antes. En el camino de la regresión, la libido es cautivada por la fijación que ella ha dejado tras sí en esos lugares de su desarrollo" (Freud. Conf, 23.)


Por este motivo, creemos que es pertinente analizar e interrogar los efectos en la subjetividad, como producto de los mandatos e ideales que imperan en cada época: ¿Que modos asume entonces la pulsión en esta época de reorganizacion y urgencia subjetiva? En este contexto de carácter excepcional algo de este orden se ve afectado, reorganizando las modalidades de satisfacción individual cotidianas. Concebimos al síntoma como un destino posible, y a su vez como una formación de compromiso, es decir, que es entendido como resultado de una satisfacción pulsional interceptada. ¿Qué lugar asumirán hoy estas sustituciones necesarias, como retorno de las exigencias duras que impone la realidad? ¿Eso incluirá un mayor reforzamiento del sentido del Yo, o mayor sintomatología sin posibilidad de anudarse al significante? ¿Se pueden pensar otros caminos o destinos posibles para un sujeto? Podemos pensar que la libido del sujeto sigue un camino dirigido en relación al deseo del Otro, y esto nos interpela como analistas a seguir en una nueva apuesta desde la clínica. (por ejemplo, la libido puede aparecer en la forma de angustia o culpa, y eso nos invita a pensar con que conflicto se choco el aparato que no pudo resolver para dar a lugar al mecanismo represivo y a la producción de esos síntomas. En ese marco pueden adquirir un nuevo papel ciertas fantasías y fijaciones libidinales). en otras ocasiones, eventualmente puede seguir un camino más directo encontrado en la transformación en la angustia -afecto que “no engaña” y orienta la brújula de los analistas-. Cualquiera sea su destino, es lícito investigar los mecanismos y nuevas diferencias que se permiten establecer.






La clínica en la era pandémica: Trabajo de Duelo subjetivo.


Desde el inicio de la pandemia y las medidas que fueran decretadas el 20/3/2020, venimos asistiendo a una serie de fenómenos y cambios en los modos de vida social, entre ellos es observable en la clínica un exceso, cantidad económica o monto que se percibiera sin posibilidad de “cancelación”. [5] Esto implico apelar a la teoría del trauma freudiana para pensar algunas cuestiones: En principio y necesariamente, un trabajo de incorporación de lo ajeno, lo intrusivo, lo cual aparece por momentos en el desarrollo de ciertas escenas fantasmáticas de los pacientes (delatando la articulación de la clínica psicoanalítica, con este fenómeno de carácter traumático). El fantasma arma y protege de la invasión de lo real al sujeto ($-a), ofreciendo la posibilidad de dar sentido y articular lo traumático, con la constitución de una escena determinada. El síntoma, -el que puede construir cada quien en su singularidad-, también pueden cumplir una función nada despreciable, ya que su constitución garantiza un último lugar, un espacio ante un mundo donde las garantías del Otro basculan.

La consideración de los arreglos neuróticos y síntomas han sido útiles para describir las maneras que adopta el deseo y como se particulariza su conflictiva, aun hoy en las circunstancias actuales. En ese campo, según se desprende de la presentación clínica de la psicoterapia con diversos pacientes, vimos afectada la configuración del orden del cuerpo - que a veces aparecía aletargado-, o bien se observaban la aparición de ciertos efectos propios del inconciente: lapsus, actos fallidos, y contingencias (la emergencia de todo tipo de tropiezos). Los analistas fuimos testigos de la presentación de pacientes muy angustiados, algunos de los cuales presentaban gran cantidad de sueños que aparecían así como forma sin velo de la expresión del sujeto. Otros presentan aun hoy actualmente, una incipiente desorganización que bordea el afecto de pánico, aquello que el DSM-IV llama “trastorno de ansiedad generalizada”. Un paciente relataba recientemente, hacer la experiencia de una singular “desconexión”. “Me siento desconectado de los otros y con el mundo circundante –que se volvió raro -. En el cuerpo delata la presencia de dolores cervicales; un nuevo registro del malestar sensorial del cuerpo. Otro expresa: “desde hace un tiempo me siento en una nebulosa”.

Frente a esto, podemos hipotetizar un cambio en las condiciones de emergencia del deseo y en los modos de goce individual -vinculado con las condiciones de funcionamiento de lo pulsional-. Freud, en introducción al Narcicismo afirma (1914): “Es sabido que la persona afligida por un dolor orgánico y por sensaciones penosas resigna su interés por todas las cosas del mundo exterior que no se relacionen con su sufrimiento. Una observación más precisa nos enseña que, mientras sufre, también retira de sus objetos de amor el interés libidinal, cesa de amar. […] Diríamos entonces: El enfermo retira sobre su yo sus investiduras libidinales para volver a enviarlas después de curarse”. Dice Wilhelm Busch acerca del poeta: “En la estrecha cavidad de su muela se recluye su alma toda” [6].

Suponemos a partir de todo lo mencionado antes, que la operación del duelo psíquico es una de las maneras privilegiadas en que se enmarca la subjetividad de época [7]. Es el sujeto el que debe llevar a cabo una “elección forzada” hacia un campo de la realidad y de sus funciones cotidianas. La regresión de la libido surge como mecanismo princeps ante la consecuencia de una modificación del registro espacio - temporal (que demuestra la emergencia de un nuevo mundo, un nuevo escenario dispuesto que ya no es el que era antes). Lo perdido, para el sujeto, cobra forma de una dimensión más patente, evidenciando así el tratamiento de duelo que debe realizar sobre un "objeto" incierto o bien conocido -actividades, personas-; circunstancia que por su carácter de privación ha conducido al sujeto a la experiencia de la división subjetiva (y al encuentro con aquello de lo cual nada quería saber, de tipo castrativo). Todo esto supone, el establecimiento de Gastos, enmiendas y arreglos en búsqueda de un nuevo ordenamiento subjetivo. Todo el contexto más privado, así como el ámbito familiar cobran un nuevo valor de referencia. En ese nuevo campo se reorganizarán la libido y los efectos contingentes de la experiencia de lo inconciente, lo cual sostendrán para cada quien las posibilidades de hacer algo nuevo en relación a su deseo. [8]

Conclusiones


Pensamos entonces y a partir de lo dicho, que el trauma se manifiesta en esta época como agujero, como ruptura o desgarradura (de la trama) y el trabajo del duelo se presenta como ligazón, tejido simbólico que posibilita una nueva disposición subjetiva. Creemos entonces que se inaugura allí una posible dirección analítica que oriente los encuentros con algunos de nuestros pacientes, atendiendo a la urgencia subjetiva y la singularidad propia de cada analizante. Allí estará la pequeña posibilidad de alojar el deseo, a través del analista como semblante del objeto causa y sostenido por la transferencia como motor de la cura analítica. Como ya lo mencionaba M. Bassols, [9] la experiencia de estar solos no es sin un otro, ya que estamos atravesados por la particular condición a la que nos somete la alteridad: será tarea de cada quien poder enfrentar y recibir los efectos de la palabra en lo psíquico y en el cuerpo, contemplando aquello que le es devuelto al sujeto como retorno de su propio inconciente.





* Nicolás Borsani.

Lic. En Psicología. Psicoanalista. MP54.095






Bibliografía:




Bassols, Miquel. Conferencia virtual: Distanciamiento social y acercamiento subjetivo. Organizado por el Seminario del Campo Freudiano en Valencia. 21 de Mayo 2020.


Freud, Sigmund. Obras completas, Moisés y la religión monoteísta. Volumen 23 (1937-39). Amorrortu editores. Traducción de José L. Etcheverry. 2005


Freud, S. (1914) Introducción del narcisismo. En J. L. Etcheverry (Traduc.), Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 14). Ed. Amorrortu. Buenos Aires. 1984.


Freud, S. Obras completas, Duelo y Melancolía. Traducción de José L. Etcheverry. Amorrortu editores. Buenos Aires 1984.


Freud, S. (1929), El malestar en la cultura en Obras Completas Tomo XXI. Ed. Amorrortu. Buenos Aires (1995).


Imago Agenda: libro 1: el deseo en cuarentena. Número especial. Mayo, 2020.


Lacan Jacques, La tercera, Revista Lacaniana de Psicoanálisis. N 18, Grama ediciones, Buenos Aires, Junio de 2015. Lacan, Jaques. El reverso del psicoanálisis. Sem. XVII. Paidós. Bs.As.,1992.


Lacan, Jaques. "El duro deseo de despertar" (disponible en http://www.lacan21.com/sitio/2019/11/09/el-duro-deseo-de-despertar/).


Laurent, Eric. El despertar del sueño o el esp de un sue. Textos de Orientación, Congreso de AMP. El sueño, su interpretación y su uso en la cura lacaniana. 26 de diciembre 2019.



[1] Lacan, Jacques. La Tercera, Revista Lacaniana de Psicoanálisis N° 18, Grama Ediciones, Buenos Aires, junio de 2015, pp. 22-23.

[2] Bassols, Miquel. La ley de la naturaleza y lo real sin ley. Publicado el 20 marzo, 2020 Zadig España.

[3] Lacan, jacques. El reverso del psicoanálisis. Sem. XVII. Paidós. Bs.As.1992.

[4].Freud, S. (1929), El malestar en la cultura en Obras Completas Tomo XXI. Cap III. Amorrortu. Buenos Aires. [1995]. La sustitución del individuo por la sociedad es «el paso decisivo hacia la cultura. Su carácter esencial reside en que los miembros de la comunidad restringen sus posibilidades de satisfacción...»

[5] La palabra cancelación según lo refiere el diccionario de etimología: “significaba originariamente ‘tachar’. Viene del latín cancellare, que es un verbo construido sobre la palabra cancelli, que significaba ‘reja’. En castellano actual, una cancela es una verja. Antiguamente, cuando un escribano se equivocaba con una palabra, la encerraba en una especie de reja formada por líneas verticales y horizontales. Así se sabía que había que ignorarla. O sea, lo que se hacía era meter la palabra en una pequeña cárcel”.

[6] Freud, S. (1914) Introducción del narcisismo. En J. L. Etcheverry (Traduc.), Obras completas: Sigmund Freud (Vol. 14). Ed. Amorrortu. Buenos Aires. 1984.

[7] Freud nos dice que el duelo es la reacción de un sujeto a la pérdida de una persona amada, de una idea o, como lo he dicho más arriba, de un proyecto cuyo valor y significación son importantes para el sujeto. El principio de realidad ha mostrado al sujeto que el objeto está perdido y que es necesario retirar la libido de este objeto. Definimos al duelo como un trabajo, en el cual se da la retirada de la libido respecto de la relación con ese objeto y sus marcas: Se debe realizar un trabajo de desapego o separación de las marcas mediante las cuales el objeto estaba unido con el individuo.

[8] Podemos apelar a la definición lacaniana de inconsciente como hiancia e intervalo (caracterizado como apertura y cierre). Es decir que nos sirve pensar a los fines de este trabajo, al inconciente en su estatuto real, según lo delimita Jaques Lacan en el seminario XI: Los conceptos fundamentales del psicoanálisis.

[9] Bassols, Miquel. Conferencia virtual “Distanciamiento social y acercamiento subjetivo”. Organizado por el Seminario del Campo Freudiano en Valencia. 21 de Mayo 2020.



Imagenes de ilustración:


Autor: Wassily Kandinsky

Título (inglés): Composition VIII

imágenes sujetas a derechos de autor.


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