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  • Foto del escritorNicolás Borsani

El síntoma, ese cuerpo extraño: Algunas definiciones generales.

Actualizado: 22 feb 2023




“El síntoma es un enclave en el imperio del yo y constatamos que, con respecto a ese yo -que es imaginario-, el síntoma resiste. Si el yo es imaginario, el síntoma, el verdadero síntoma, es real. Algunas personas lo que tienen de más real es su síntoma: el síntoma está ahí, no puede ser eliminado. ” * Jaques Alain Miller. El síntoma es una paradoja. Alocución radial, (2005). Cythère? - N° 3. Revista #3, agosto 2020.


Introducción

En el consultorio somos testigos de la presentación inicial, a través del discurso de nuestros pacientes, de la exteriorización de una serie de dolencias y malestares diversos. Cualquier practicante que de inicio a la practica clínica, es decir, que haga la experiencia que representa el analizar a alguien, se encuentra con una situación devenida en clishé: el sujeto neurótico no puede disfrutar, esta virtualmente insatisfecho, es incapaz de realizar lo que desea, y en ciertos casos se ve limitado por inhibiciones y bloqueos sorprendentes que le traen gran sufrimiento. Constatamos en ciertos casos que la sentencia freudiana sigue vigente: “El neurótico es incapaz de gozar y de obrar”.


Según J. Alain Miller, “En esencia el síntoma es goce mas o menos molesto, se basta a sí mismo, y en cuanto tal, no sirve para nada”. Por eso la mayor parte de las terapéuticas proponen ingenuamente su desaparición, porque no es ni practico ni mucho menos útil, esencialmente es molestia cuyo valor reside en ser un valor de goce. La originalidad freudiana reside en encontrar allí la expresión de un aparato que se muestra dividido, fragmentado por el conflicto psíquico que divide al ser en dos, como resultado de una contradicción entre la satisfacción pulsional y la efectividad de la represión en el sujeto. Ahora bien, ¿Por qué es necesario el goce molesto? ¿Por qué se arma un síntoma?


¿Qué es el síntoma para Freud? Primeros esbozos El síntoma surge en torno a la experiencia clínica de los encuentros con los primeros pacientes freudianos, tiempo inaugural desde el cual observamos que el maestro se pronuncia en un intento de investigación y formalización teórica sobre los procesos que conducen a la neurosis. Ya en sus inicios, le da a la sexualidad el valor de agente traumático y como factor causal de la génesis de la neurosis (1895) [1]. Se pone en evidencia a partir de las primeras experiencias freudianas, la posibilidad de un excedente, es decir, un monto que se vuelve traumático y que tiene como protagonista al componente sexual. Freud inicia un proceso de abordaje del síntoma inédito en la historia: el síntoma histérico pasa de ser un fenómeno tomado por la mirada del discurso médico, a ser escuchado en las propias palabras del paciente Freud, S. [método inaugurado a través de Ana O. y la "talking cure"](1893-95). La enfermedad llamada histeria, que tantas dificultades y objeciones le había planteado a la medicina, permitió el nacimiento del psicoanálisis a partir del genio de Freud, que consistió en haber escuchado lo que el síntoma tenía para decir y fundamentalmente entrever que el síntoma representa una verdad cifrada que se desprende del fenómeno del inconciente. Esto supone no dejarse engañar por los vaivenes del discurso histérico y sus artimañas.


El síntoma en la clínica analítica Ahora bien desde el plano del campo clínico, podríamos seguir ciertas coordenadas que ofrece la enseñanza Lacaniana, para delimitar varias cuestiones. En principio, que el síntoma puede ser situado marcando una diferenciación con los actos, que suponen en ciertas ocasiones, un atravesamiento -como el cruce del rubicón -, un franqueamiento decisivo de la angustia que es destituyente -arrancándole a esta su certeza-, y desplegando así una elección subjetiva que pueda ir en vías mas acordes con el deseo. Queda así el primero ligado a aquello que podríamos calificar como vacilación, indeterminación, duda, incertidumbre (Lacan, J. 1962-1963). Por otro lado, podemos contraponer el síntoma con la inhibición, que actúa por lo general como una dificultad, limitación o parálisis en el campo del yo, pero de lo cual el sujeto no entra en división subjetiva. Lacan definirá a la inhibición como una detención, un freno del movimiento, señalando que en este punto el sujeto queda congelado, situado en la captura narcisista de carácter imaginario. En el síntoma entra en juego otra dimensión, podemos decir que se constituye como tal en la medida en que se revela como un proceso, cuyo resultado lo interroga.



Extraterritorialidad del síntoma


El síntoma funciona como un enclave en el imperio del yo -el cual rinde sus “vasallajes”-. Constatamos que con respecto a este yo imaginario, el síntoma resiste con su propia autonomía y autodeterminación. [2] Goza de un principio de extraterritorialidad descripta por Freud, con respecto al campo conocido por el individuo y su dominio efectivo. Esto también requiere de una interacción dinámica por parte del Yo; el maestro vienés lo resume así: “El síntoma es incluido por la economía del yo quien intenta suprimir el extrañamiento y el aislamiento del síntoma, utilizando todas las posibilidades de enlace con él e incorporándolo a su organización por medio de tales lazos”. [3] Por otra parte, tanto el síntoma como sus retoños gozan del principio de territorialidad, afirmándose mas y promoviendo que cuando entren en contacto con sectores del yo "cabe la posibilidad de que los atraigan y, con esta ganancia, [...]" se extiendan a costa de el. Especie de metáfora o comprensión positivista de fines de siglo, que recuerda bien ejemplos tomados del campo de las ciencias biológicas , en donde fragmentos del yo son presentados como "tejido" conectivo, -como superficie dinámica-, y el síntoma es "como un cuerpo extraño que alimenta" fenómenos de estímulo y reacción. [4] Es decir, para tomar un ejemplo, en una incorporación como la formación reactiva (por parte del yo), el síntoma se puede adaptar luego de años de convivencia, crear un rasgo de carácter que se adapta notablemente, lo cual tiene su sentido desde una perspectiva económica y evidencia que el sujeto puede llevar insignias neuróticas o restos sintomáticos que representan simbólicamente cierta figura (un padre, una madre, etc.), logrando una conciliación con el registro del Yo.


¿Como se explica la génesis de dicho cuerpo extraño?


El síntoma es un sustituto, un desplazado. En otras palabras y como lo menciona el autor Gabriel Lombardi, (2012) “el síntoma es un conflicto en el lugar de una elección”. [5] ¿Por qué se produce? En “Los caminos de la formación de síntoma" Freud explica el mecanismo que lleva a la producción del mismo. Tal como lo demuestra Freud en dicha conferencia, los síntomas crean un sustituto para la satisfacción frustrada. Lo hacen por medio de una regresión de la libido a épocas anteriores, a la que va ligado el retroceso a estadios anteriores del desarrollo en la elección de objeto o en la organización. El síntoma repite de algún modo aquella modalidad de satisfacción anterior, desfigurada por la censura que nace del conflicto, volcada a una sensación de sufrimiento y mezclada con elementos ocasionales de la enfermedad.

Es una satisfacción extraña; La modalidad de satisfacción que el síntoma aporta tiene en sí mucho de extraño, es irreconocible para la persona, que siente la presunta satisfacción más bien como un sufrimiento y como tal se queja de ella. Esta mudanza es parte del conflicto psíquico bajo cuya presión debió formarse el síntoma. Tal como lo señala Jacques Lacan, la función de la pulsión nos acerca a pensar como problemática a la satisfacción:


“Es evidente que la gente con que tratamos, los pacientes, no están satisfechos, como se dice, con lo que son. Y no obstante, sabemos que todo lo que ellos son, lo que viven, aún sus síntomas, tiene que ver con la satisfacción. Satisfacen a algo que sin duda va en contra de lo que podría satisfacerlos, lo satisfacen en el sentido de que cumplen con lo que ese algo exige. No se contentan con su estado, pero aún así, en ese estado de tan poco contento, se contentan. El asunto está justamente en saber qué es ese se que queda allí contentado” Hay algo allí de la satisfacción paradójica encajada en el síntoma, que se goza. [6] En esta versión del síntoma, como satisfacción sustitutiva, aquel persigue un cumplimiento de deseo y, así, engaña enmascarando a la pulsión. Esta es la vía que toma Freud para la “traducción” de los síntomas al definirlo así: “el síntoma se engendra como un retoño del cumplimiento del deseo libidinoso inconciente, desfigurado de manera múltiple; es una ambigüedad escogida ingeniosamente, provista de dos significados que se contradicen por completo entre sí”. La búsqueda de una satisfacción sustitutiva en la se hace dando rodeos e intentando engañar la pulsión: “Por el rodeo a través del inconciente y de las antiguas fijaciones, la libido ha logrado por fin abrirse paso hasta una satisfacción real, aunque extraordinariamente restringida y apenas reconocible ya”.

Hay un mensaje de contrabando expresado a traves del sintoma, -que el psicoanalista tiene que pesquisar-, y que ese puede deslindar de la emergencia de tal conflicto. Lo representa en el cuerpo. Ese camino de la “formación del síntoma” tiene siempre, sin embargo, un excedente, un exceso al cual Lacan llamará el goce del síntoma. Un verdadero reverso de la “formación del síntoma”. SÍNTOMA Y PRINCIPIO DE REALIDAD Los síntomas nos recuerdan nada de lo que solemos normalmente esperar de una satisfacción. Casi siempre prescinden del objeto y resignan el vínculo con la realidad exterior. Entendemos esto como una consecuencia del extrañamiento respecto del principio de realidad, y del retroceso al principio del placer. Es también un retroceso a una especie de autoerotismo ampliado, como el que ofreció las primeras satisfacciones a la pulsión sexual. Reemplazan una modificación del mundo exterior por una del cuerpo.


El síntoma en Lacan: Metáfora, goce, verdad

El síntoma para Lacan (1983 (1954-55)), adquiere un estatuto diferente que las demás formaciones del inconsciente. "el síntoma siempre está insertado en un estado económico global del sujeto, mientras que el sueño es un estado localizado en el tiempo, en condiciones extremadamente particulares. El sueño no es más que una parte de la actividad del sujeto, mientras que el síntoma se despliega en varios terrenos". (p. 187) Será por el camino de esos diversos terrenos donde el síntoma se despliega, captará Lacan que en el síntoma también está en juego la verdad del sujeto. Una verdad que el proceso metafórico del síntoma pone en evidencia, como posición del sujeto respecto a la satisfacción pulsional.

Por las características de la pulsión, el síntoma aporta una satisfacción más allá del principio del placer: En lo que se repite hay un goce sustitutivo. Pero esta situación no debe llamar a confusiones, el síntoma no suple una satisfacción pulsional reprimida, sino que es el sustituto, el arreglo el resultado de una insatisfacción pulsional (resultado de una satisfacción pulsional malograda, es decir que fue interceptada, en palabras freudianas; el resultado entre la negociación de una pulsión y su defensa). Hay una falla estructural, el síntoma es el encargado de suplir esa falta con el plus de goce.

Por otro lado y Para Lacan (1975), el síntoma se puede leer como una vertiente de goce: “La manera en que cada uno sufre en du relación con el goce, en la medida en que este solo interviene por la función del plus-de-gozar, he aquí el síntoma”. Lacan (1968-1969) pág. 38. “[...] el síntoma no es definible de otro modo que por la manera en que cada uno goza del Inconsciente en tanto que el Inconsciente lo determina.” (Reunión del 18/2/75). Para J-A. Miller, en la expresión de Lacan (1990 (1966)) “envoltura formal del síntoma” (p. 60) el autor “[...] plantea la cuestión de lo envuelto” significa que el síntoma no es todo significante, dando a entender que la envoltura formal envuelve goce, “materia gozante”. (Miller 1994, p.15) Comprendemos así porque el sujeto se resiste a develar la verdad que hay en el síntoma: un goce solo alcanzable por la vía sintomática. Más allá del saber inconsciente que porta el síntoma en su forma metafórica, oculta una verdad particular e intransferible: la posición de goce de cada sujeto. [7]





Bibliografía:


CONFERENCIA EN GINEBRA SOBRE EL SÍNTOMA Jacques Lacan

Freud, S. Inhibición, síntoma y angustia.

Freud. Conf. 23: Los caminos de la formación de síntoma. Obras completas .

Freud. Proyecto de una psicología para neurólogos. Obras completas . Traducción directa del alemán de José L. Etcheverry

Sigmund Freud, Obras completas . Volumen 2 (1893-95) Estudios sobre la histeria (Josef Breuer y Sigmund Freud) Amorrortu. Pag. 47.

Lombardi, Gabriel. El conocimiento del síntoma y las opciones del final del análisis. Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. | Desde el Jardín de Freud [n.° 12, Enero - Diciembre 2012, Bogotá], pp. 41-50.

Lacan, Jacques. “El seminario. Libro 10. La Angustia”. (1962-1963) Ed. Paidos Bs As, 2004.

Lacan, J. El seminario. De un Otro al otro ( 1968-1969). Ed. Paidós Buenos Aires.




[1] En el Proyecto enviado a Fliess el 8 de octubre (Freud, 1895d, pp. 397-407) elabora la tesis de la “supletoriedad”. Según ella, solamente las vivencias de la esfera sexual están en condiciones de satisfacer las exigencias de su teoría traumática: ellas, en virtud de los procesos de la pubertad, desencadenan como recuerdo un monto de afecto mayor al que generaron en el instante de la vivencia real

[2] Un enclave es un territorio administrativo que está rodeado o enclavado dentro de otro, que bien puede ser distrito, provincia, comunidad autónoma, estado, etc. El caso más conocido en tiempos recientes es el de Berlín Occidental, que pertenecía a Alemania Occidental, estando dentro de la Alemania Democrática (del Este) lo cual duró hasta 1990 con la reunificación alemana.

[3] Freud, S. Inhibición, síntoma y angustia.

[4] Con ello situa Freud la situación con la que se encuentra el sujeto cuando intenta liberarse de sus síntomas ya que no son gobernables por el yo y cualquier intento de suprimirlos acarreará más angustia. En este sentido, el síntoma revela la escisión misma del sujeto. Le pertenece y por lo tanto en cierto sentido lo representa, a la vez que le produce desconcierto y lo vive como extraño a sí mismo. Angst señal-reaccion de peligro. [5] Gabriel Lombardi. El conocimiento del síntoma y las opciones del final del análisis* Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina

[6] Lacan, J (1964) Desmontaje de la pulsión, pag 173. Seminario XI. Ediciones Paidós. [7] Lacan (1967)) afirma que “[...] la verdad halla en el goce cómo resistir al saber. Esto es lo que el psicoanálisis descubre en lo que se llama síntoma.” Imagen 1: derechos de autor correspondiente a J. M. MULET


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